Síntoma 7 de la mujer que ama demasiado
“Está dispuesta a aceptar mucho más del cincuenta por ciento de la responsabilidad, la culpa y los reproches en cualquier relación”
(Sobre el sentimiento de culpa y culpabilizar a otros)
“No se puede vivir cargando culpas”
En el pasado y en el presente me ha sucedido que me he sentido culpable por todo, hasta el punto de llegar en este último mes a pedirle perdón a mi familia, amigos y ex parejas de cosas que sinceramente no tenían ningún tipo de gravedad.
Me he sentido culpable en muchas ocasiones a lo largo de la vida pero, sobre todo, en mis relaciones de pareja. Siempre me decían que la relación iba mal por mi causa, porque era celosa o porque peleaba por el hecho de que no me prestaban la atención que merecía, y por esa razón se alejaban de mí. Pienso que he vivido mi vida cargando culpas que en realidad no han sido mías.
Hace dos días mi madre me contó que se encontró en la calle a la madre de un amigo de la infancia que estaba enamorado de mí y a quien yo rechacé porque sinceramente no me gustaba como pareja. Lo cierto es que la madre de este chico le dijo a la mía que desde el día que yo lo rechacé su hijo ha vivido en depresión por mi culpa. En un primer momento me sentí fatal, como si realmente le hubiese arruinado la vida a ese pobre muchacho. Pensé en contactar con él y pedirle perdón pero luego reflexioné mejor y me di cuenta que era completamente absurdo ya que una, por ser mujer, no tiene por qué salir con cualquiera por el simple hecho de gustarle a otra persona. En realidad no le hice daño y es ilógico que después de 15 años yo me sienta culpable por algo sin sentido, así que decidí seguir sonriéndole a la vida y que ésta ya le iluminará el camino a ese hombre.
En resumen, me he dado cuenta que no se puede vivir cargando con culpas sin sentido y que no son más que inseguridades de otras personas.
En cuanto a culpabilizar a otros, realmente no ha sido mi caso ya que siempre me he echado yo la culpa de todo.
Aunque sí que he llegado a vivir atormentada por el hecho de que mis ex parejas me hayan dejado por otra. En cierto modo, no les eché la culpa sino que pensaba que la que había fallado había sido yo y que por eso me abandonaban.
Repitiéndose lo que me pasó con mi padre cuando se fue de casa, que pensé que yo había tenido que hacer algo muy malo para que se fuera y siempre cargué con esa culpa.
Ahora sé que en realidad no era mi culpa y no tenía nada que ver conmigo.
Una mujer que ha decidido seguir sonriendo a la vida
Barcelona, febrero 2010