Paso 4
“Desarrollle su lado espiritual mediante la práctica diraria”
“Mi más elevado yo”
Este paso incluye cualquier cosa que nos lleve más allá de nosotras mismas, hasta una perspectiva más amplia de las cosas.
Mi experiencia es que después de muchas toneladas de sufrimiento durante la mayor parte de mi vida, o tal vez precisamente gracias a ello, tuve la suerte de descubrir en mí la capacidad y la forma de situarme en ”otro lugar de mi conciencia”, de “elevar mi conciencia” de “establecerme en frecuencia”.
Un estado físico y mental que me hace sentirme “conectada” a algo inmensamente grande, intemporal, inmortal. Es algo balsámico para mi alma y sanador para mi cuerpo.
En ese estado he podido experimentar que no existe ninguna necesidad, no hay nada que se desee o que se rechace, es plenitud y bienestar.
El proceso es como subir desde un sótano negro y frío a un ático luminoso cerca del azul del cielo.
El desarrollo de la espiritualidad requiere voluntad, no fe.
Yo aún no he terminado de comprender qué es la Fe. Alguien dijo que tener fe es confiar en lo bueno, como tener miedo es confiar en lo malo. No sé.
Pero sí sé que el anhelo de ese “algo amoroso” que sentimos que nos falta (eso que buscamos desesperadamente en una relación de pareja especialmente), es para mí el combustible que fortalece mi voluntad para realizar ese viaje al centro de mí misma donde yo ya he aprendido que está la inmensidad y mi más elevado Yo.
Cuando los sentimientos o las circunstancias son abrumadoras, necesitamos recurrir a algo más grande que nosotras mismas.
Yo pienso que la necesidad de apoyarme en algo superior a mí misma cuando las circunstancias son muy difíciles, no es una huida o es por debilidad, sino que se trata de un ejercicio de sentido común, de sabiduría y de responsabilidad.
Tengo que elevar mi conciencia para tener una perspectiva más amplia y poder así entender mejor la situación, tengo que conocer y comprender cómo funciona mi planeta en el que vivo y cuales son sus leyes naturales y aceptarlas, para no desesperarme y tengo que sentir la inmortalidad de mi alma para que se disuelvan los miedos.
Cuando consigo espiritualizar mi vida cotidiana, ello implica que desaparece mi sufrimiento, mis temores, estoy más guapa, más contenta, más lúcida.
Me siento más tranquila y preparada para lo que venga, porque sé que no necesito nada ni a nadie para encontrar mi paraíso protector porque lo llevo dentro.
Lo que si necesito siempre es el apoyo y la compañía de otros seres humanos para iniciar y realizar, una y otra vez, el viaje a mi interior.
Ese paraíso que es el paraíso de cada alma, sé que es el Paraíso Cósmico, Celestial, la fuente divina, lo que muchos llaman Dios. Y de ESO hay una partícula en mí, y esa pequeña e inmensa partícula creo yo que es mi Ser Superior que es el mismo de todos los seres de la Creación.
Pero….. Sí, hay un pero. Todo esto que os he contado es muy bonito, verdad?
El pero es que hoy os confieso mi necedad, mi estupidez.
Porque habiendo conocido y experimentado todo esto, me he ido dejando caer desde el ático. Debilitada mi voluntad hace tiempo que abandoné mi práctica diaria activa. Y sin esfuerzo no hay frutos.
MI OBJETIVO COMO PRÁCTICA DE ESTE PASO:
Rescatar un libro muy querido que me inspira y eleva, y voy a ponerlo en mi mesilla de noche.
Deseo prometerle a mi alma que cada noche le daré un poco de alimento leyéndolo antes de dormir.
Sé que esta pequeña práctica volverá a ponerme en marcha.
Firmado: Una Mujer MAQAD Ibiza, Octubre 2009