Síntoma 10 de la Mujer que Ama Demasiado
«En una relación, está mucho más en contacto con su sueño de cómo podría ser que con la realidad de la situación ”
«El hombre de mis sueños ”
En estos momentos de mi vida, creo que el hombre de mis sueños, mi príncipe azul, ha sido siempre en realidad mi doble en un cuerpo masculino.
Mi doble intelectual, mi doble emocional y espiritual. Sí.
Siempre he tratado de sacar de mis parejas a ese compañero ideal.
Mi idea previa me determina a aceptar a un hombre que no era ni mucho menos ese que yo quería pero, inconscientemente, estaba segura que dentro de él se escondía el hombre que yo buscaba y esperaba, y que gracias a mi amor, a la inmensidad e inteligencia de mi amor y a mi gran capacidad de trabajo, yo conseguiría llegar hasta él y por fin ambos seríamos eternamente felices comiendo perdices.
En mi matrimonio de juventud, él me lo ponía fácil en muchos aspectos, era irresistiblemente encantador, un caballero galante, aderezado de algo aventurero, guapísimo, me tenía completamente loca.
Hubiera dado la vida por él a pesar de todos sus defectos, su violencia, su exigua cultura y capacidad intelectual, su infidelidad, su habilidad para cargarme con sus deudas….
Ahora lo veo tan claro!
Hasta qué punto esto ha sido así, lo demuestra el hecho que no hace tanto tiempo he llegado a decirle a mi pareja: Tu personalidad no me interesa, es ese maravilloso tú que llevas dentro el que yo quiero.
Y mientras tanto, claro, conviviendo con su mal carácter, y con todos los rasgos de personalidad que me desagradan e impiden mi bienestar emocional.
Pienso que hay alguna relación entre esto y el hecho de yo haber tenido siempre, en pareja, la actitud de hacer méritos, de mostrar lo maravillosa que soy. Es decir de no ser auténticamente yo, relajadamente yo, sencillamente yo, valientemente yo.
De modo que por analogía algo en mi debía suponer y estar convencida de que tampoco él era realmente así y, para rizar el rizo, suponía que sí era así verdaderamente en todo lo que me gustaba y atraía de él y que no era en realidad así en lo negativo.
Qué disparate!, qué percepción mas distorsionada!, qué ignorancia!, qué ceguera…
Ahora ya no busco a mi hombre ideal, ahora trato de mirar bien al hombre que tengo al lado, de conocerlo mejor, de quererlo así como es , aprendiendo a estar bien con él , siendo consciente al mismo tiempo de que yo tampoco soy una mujer ideal, sino una mujer real.
Y por encima de todo, tengo presente en todo momento la primera enseñanza de nuestra terapeuta Robin Norwood “cuando estar enamorada significa sufrir estamos amando demasiado”.
Y por lo tanto procuro andar con los pies en el suelo y no volando en mis fantasías.
Una mujer que ama demasiado de Ibiza, en recuperación.
Diciembre 2009