7ª Característica de la Mujer Recuperada
«Se pregunta: ¿Esta relación es buena para mí? ¿Me permite llegar a ser todo lo que soy capaz de ser?”
«Un único pensamiento como equipaje”
¿Queridas compañeras, esta característica es mi preferida y, junto con la segunda, contiene las claves de mi enfermedad y mi recuperación
¿Cómo es posible que nunca, a lo largo de mi vida, yo me haya hecho siguiera la primera pregunta?
Sólo me lo explico como que debe ser a causa del mismo viejo patrón adquirido en mi infancia, consistente en postergarme y olvidarme de mí misma.
Aprendí a vivir primero como inevitables, y más adelante como naturales, las situaciones en que me encontraba y que más bien se convertían para mí en un desafío y una ocasión para evidenciar mi capacidad, mi inteligencia, mi esfuerzo, mi entrega, mi “amor”…
No olvidaré una noche muy especial de mi vida. Ya estaba saliendo con mi primer y único novio, futuro esposo y padre de mis hijos, que tenía fama de chulo y mujeriego. Mi familia ser alarmó e intentó evitar esa relación.
Un día mi padre me habló muy seriamente y me conminó a “pensarlo bien” antes de seguir adelante.
Toda esa noche la pasé sin dormir pensando y pensando y pensando.., y no fui capaz de preguntarme siquiera: ¿Este hombre es bueno para mí cuando todos me dicen que no lo es? Yo lo único que pensaba era en lo que yo sentía, y lo que sentía era muy poderoso, casi rayaba la omnipotencia.
Ahora, desde aquí, puedo ver que ya “estaba enganchada” y haría cualquier cosa y soportaría cualquier situación a cambio de seguir con él.
En mi ingenuidad lo único que saqué de una noche de insomnio y de un día siguiente horrible, fue un compromiso conmigo misma.
Puesto que ya era consciente de que a muy seguro me sería infiel con otras mujeres, decidí que en cuanto eso sucediera simplemente le dejaría y todo arreglado.
Así, con este único pensamiento como equipaje, me embarqué en un matrimonio y en la maternidad.
Hoy es bien diferente, me encuentro en una relación que está en las antípodas de aquella. Y quiero confesaros y confesarme que sigue adelante porque en el momento preciso, en un minuto, cuando leí esta característica comprendí que con este hombre puedo responder ”SÍ” clara y totalmente a las dos preguntas.
Cierto es que mi mujercita interior, esa criatura adicta al “dolor de amores” se queda muy frustrada y triste. Eso de renunciar para siempre jamás a su droga le hace sentir que los brillos y las luces centelleantes, los fuegos artificiales de la vida, la fiesta emocional, se han acabado.
Sin embargo, la mujer recuperándose que hay en mí sabe que esa melancolía añora el castillo de naipes, los fuegos fatuos, las máscaras y los disfraces, las heridas y el infierno.
Hermanitas de la vida, qué contenta estoy de haber aprendido esto por fin y qué agradecida a Robin.
Una mujer recuperándose de amar demasiado. Ibiza, Diciembre 2009